Los tipos de comillas son tres y la RAE explica sus usos

La Fundación Español Urgente de la Real Academia Española expone los diferentes tipos de comillas y los usos que corresponden, según la ocasión.


Fuente: Fundéu RAE

Ante las dudas que a menudo suscita el empleo de estos signos, se ofrecen una serie de claves para el uso de las comillas:

1. Tipos de comillas

Las comillas son un signo ortográfico doble y en español hay tres tipos:

1.1 Las comillas angulares, latinas o españolas (« »). Pese a no ser las más accesibles en los actuales teclados y dispositivos, son las que las academias de la lengua recomiendan en textos impresos.

1.2 Las comillas inglesas (“ ”). Lo adecuado es emplearlas en segunda instancia, es decir, cuando se desea entrecomillar un texto o una palabra enmarcados dentro de un texto ya entrecomillado con las angulares.

1.3 Las comillas simples (‘ ’). No deben confundirse con el acento, que es una pequeña raya oblicua.

2. Comillas, espacios y puntos

Como se ve en los ejemplos de los siguientes apartados, todas las comillas de apertura se escriben pegadas al primer elemento del fragmento que enmarcan y todas las de cierre pegadas al último, sin dejar ningún espacio. Lo adecuado es, además, que el punto (salvo si es de una abreviatura), la coma, el punto y coma y los dos puntos se escriban fuera de las comillas de cierre.

3. Usos de las comillas

Entre los usos más frecuentes de las comillas cabe destacar los siguientes:

3.1 Marcar citas textualesMauricio Macri criticó los «discursos del odio», aunque si la cita es muy larga, como sucede en ocasiones en los libros, la costumbre actual es darle un sangrado mayor que el del resto del texto y reproducir la cita en cuerpo de letra menor o en cursiva.

3.2 Señalar el carácter especial de una palabra o expresión; por ejemplo, que es vulgar o que se emplea con ironía: He tenido unas vacaciones «durísimas». También cuando se usa una voz perteneciente a otra lengua y no se dispone de letra cursiva: Los bancos alertan del fraude por «phishing». La ortografía académica precisa que, excepcionalmente, en los titulares de prensa pueden emplearse para ese fin las comillas simplesLa ‘app’ que obliga a tus hijos a hacer ejercicio.

3.3 Delimitar la extensión del título de cualquier parte interna de una publicación (un artículo, un reportaje, un cuento, una canción, etc.), sobre todo cuando este título se cita junto al título general de la obra que la contiene (por ejemplo: «La biblioteca de Babel» es un relato del libro Ficciones).

3.4 Marcar la longitud de los nombres de leyes, programas, planes, proyectos, asignaturas, etc., cuando se citan dentro de un texto y son muy largos. En estos casos, solo se escribe con mayúscula la inicial de la primera palabra, pues las comillas ya se encargan de delimitar la extensión del título: «Lingüística aplicada a la enseñanza de español como lengua extranjera».

3.5 Delimitar los títulos de ponencias, discursos, exposiciones, etc., así como de los apodos y alias que se intercalan entre el nombre de pila y el apellido.

4. Para qué no se usan las comillas

4.1 Para marcar nombres propios, acrónimos o siglas de otras lenguas. No son, por tanto, adecuadas frases como Mi hija estudia en el Colegio Público «Jorge Juan» o Sale al mercado un nuevo «DVD», en los que sobran las comillas.

4.2 Para enmarcar los títulos de las colecciones editoriales, de los libros sagrados o de sus partes: el Coránel Génesis.

El uso de la “y” en vez de la “i” en apodos: ¿por qué es incorrecto escribir Mary?

Las designaciones cariñosas o abreviadas de los nombres propios, en ocasiones utilizan la “y” al final, como una cuestión de estilo y elección personal, ejemplo, Dany para Daniel. Sin embargo, el empleo de esta letra está sujeto a una regla del español. Sepa por qué está mal escribir “Dany”.

Lo que coloquialmente conocemos como apodo, lingüísticamente recibe el nombre de hipocorístico, definido por el diccionario de la RAE como: dicho de un nombre que, en forma diminutiva, abreviada o infantil se usa como designación cariñosa, familiar o eufemística.

Para la escritura de ciertos hipocorísticos, muchos optan por utilizar la “y” al final, como por ejemplo en: Gaby, Mary, Yany, Dany y un sinfín de casos. Esta forma de utilizar la y es incorrecta.

En español, la letra «y» solo ocupa la posición final cuando va precedida de vocal: «rey», «Uruguay», «hoy». Por esta sencilla explicación, los hipocorísticos como «Dani», «Ceci», «Susi» o «Gabi» deben escribirse con «-i».

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En esos casos y en todos en los que el fonema «-i» vaya precedido de una consonante, siempre deberá escribirse con «-i» o lo que conocemos como “i latina”. La regla la expuso la Real Academia Española ante una consulta específica al respecto.

La sección RAE del diario HOY tiene como fin promover el buen uso del idioma español, con el sustento de lo que dicta la RAE, máxima autoridad de la lengua que, con el correr de los años, va cambiando algunas reglas y proponiendo adaptaciones, según la necesidad.

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Decir “la personaje” para hacer alusión a la protagonista de una obra no es correcto. Lejos de una cuestión de machismo o feminismo, esta regla tiene su explicación lingüística. Conózcala.

Los sustantivos epicenos son aquellos que, teniendo como género gramatical el masculino o bien el femenino, pueden, sin embargo, designar indistintamente a seres animados de uno y otro sexo.

Este es el caso de personaje, un sustantivo epiceno masculino, lo cual implica que, aunque se haga referencia a una mujer, la forma apropiada será siempre “el personaje”, según explica la Real Academia Española.

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Entonces, si se quiere especificar el sexo, se deben añadir los especificativos masculino o femenino. Por ejemplo: “Ese novelista se destaca en la creación de personajes femeninos”.

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¿Se dice «concienciación» o «concientización»?

A la hora de hablar de generar conciencia sobre un tema determinado, para muchos salta la duda sobre el término adecuado: concienciación o concientización. La RAE responde al respecto.

Al introducir las palabras concienciación o concientización en el diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española (versión digital), los resultados derivan directamente al término conciencia.

Allí, la tercera acepción explica que, el verbo correspondiente a la palabra conciencia, cuando se refiere a hacer que alguien sea consciente de algo, es “concienciar”, no concienzar.

«Se conciencia a los padres del estado de su hijo». Además, la acentuación es la equivalente a anunciar.

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No obstante, esta misma explicación agrega que, en América se usa también la forma “concientizar”. Ejemplo: «¡Aquí necesitamos gente como ustedes para concientizar al pueblo!»

Al aparecer como segunda y última opción, se da a entender que la más apropiada es la primera, es decir, “concienciar”.

Sin embargo, en su espacio habitual denominado consultas de la semana, la propia RAE contesta que ambos términos son válidos, aclarando que la diferencia está en la geografía, o sea, en los lugares en los que cada vocablo es de uso más frecuente.

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