El amor es loco y ciego: ¿Es prácticamente una enfermedad mental?
El enamoramiento y diferentes trastornos psicológicos comparten importantes síntomas y se encuentran mucho más cerca de lo que pensamos, por lo que, puede ser considerado un trastorno mental, según una de las interpretaciones.
El amor romántico es un sentimiento al que, desde el inicio de los tiempos, grandes poetas, cantantes y artistas buscaron la mejor manera de definirlo e interpretarlo. Así también lo hizo la ciencia, pero desde una óptica más objetiva.
“El amor es una gota de agua en un cristal, es un paseo largo sin hablar, es una fruta para dos”, lo cantó en su momento José Luis Perales, compositor e intérprete español de grandes éxitos como esta canción, que continúa diciendo que, “el amor es un espacio donde no hay lugar para otra cosa que no sea amar, es algo entre tú y yo”.
Y es que solo dos locos enamorados experimentan y viven “el amor” de una forma única, a su manera, pero a ¿Qué viene todo eso?
La “droga del amor” provoca en los hombres y mujeres una respuesta fisiológica debido a los procesos que se producen en el organismo cuando nos enamoramos, pues, los químicos asociados al “circuito de recompensa” de nuestro cerebro lo inundan, lo que produce una variedad de respuestas físicas y emocionales.
Pero ¿Qué dice la Ciencia al respecto?
En primer lugar, cuando estamos enamorados, el corazón palpita rápido, las palmas de las manos sudan, las mejillas se sonrojan y se producen sentimientos de pasión y ansiedad.
Así también, los niveles de cortisol aumentan durante la fase inicial del amor romántico, por lo que se pueden experimentar situaciones de estrés.
Y como toda montaña rusa de emociones, a medida que aumentan los niveles de cortisol, los niveles del neurotransmisor (sustancia química que transmite información) serotonina se agotan, lo cual precipita sentimientos o pensamientos de preocupación, esperanza o los típicos terrores del amor temprano.
En el proceso de enamoramiento se liberan altos niveles de dopamina, un químico que activa el circuito de recompensa, lo cual ayuda a hacer del amor una experiencia placentera similar a la euforia asociada con el consumo de algunas drogas. En este punto, la mayoría ya somos ‘adictos’.
Por supuesto, la oxitocina, conocida como la hormona del amor, aumenta, lo que provoca sentimientos de satisfacción, calma y seguridad que, a menudo, se asocian con la unión de pareja.
La vasopresina, otra hormona que se produce, está vinculada al comportamiento que genera relaciones monógamas a largo plazo.
Y, por si fuera poco, para bien o para mal, el amor desactiva la vía neuronal responsable de las emociones negativas, como el miedo y el juicio social.
Paola Zapata, psicóloga.
Por este motivo, cuando nos dedicamos al amor romántico, la maquinaria neuronal responsable de realizar evaluaciones críticas de otras personas, incluidas aquellas con las que estamos involucrados sentimentalmente, se cierra. Esa es la base neuronal para la sabiduría antigua: “El amor es ciego”.
Ahora bien, teniendo en cuenta los procesos químicos que el amor produce en el cuerpo, salta la otra pregunta: ¿Es un trastorno mental?
“En la realidad clínica, si consultamos los manuales de referencia de psiquiatría y psicología, no encontraremos el enamoramiento como trastorno en sí, pero sí que sus síntomas aparecen como condiciones clínicas”, explicó la psicóloga, Paola Zapata, Magíster en Salud Pública e investigadora, en comunicación con HOY/Nación Media.
Y es que, si nos ponemos a analizar, seguro que más de uno realizó alguna locura por “amor” o le dijeron “estás loco/a” por amar intensamente a alguien.
En ese sentido, la profesional indicó que, uno de los requisitos claves para determinar si una afectación desemboca en un trastorno mental es la presencia de un malestar clínicamente significativo y una inadaptación en el ámbito social, laboral, personal o familiar.
“Estar ‘loco o loca’ por alguien puede gastar mucha de nuestra energía hasta el punto de incapacitarnos en determinadas situaciones. O expresar un amor no correspondido da lugar a un sufrimiento muy intenso. Por lo tanto, ¿Dónde está el límite del que se considera normal a lo que es significativo? Indudablemente, estar enamorado comporta una serie de síntomas que, si se dieran en otras situaciones, sugerirían un problema psicológico”, apuntó.
En esa línea, una investigación sugiere que, bioquímicamente, el amor romántico y el trastorno obsesivo compulsivo grave no presentan ninguna diferencia. Este fue un descubrimiento de la profesora de psiquiatría y directora del Laboratorio de Psicofarmacología de la Universidad de Pisa, Italia, Donatella Marazziti, quién recibió un precio Nobel en Química al 2000.
“Si solo un 3% de la población sufriera enamoramiento, se consideraría un trastorno mental”.
El amor romántico y el Trastorno Obsesivo Compulsivo: similitudes
La psicóloga Zapata mencionó que la principal característica del Trastorno Obsesivo Compulsivo es la presencia de pensamientos y acciones repetidas e indeseables, muy difíciles de controlar.
“¿No nos pasa lo mismo cuando estamos enamorados? Pues sí. De hecho, los estudios demostraron que una persona enamorada pasa más del 85% de sus horas totales pensando en el ser amado”, afirmó.
En cuanto a la inestabilidad emocional, indicó que es otro rasgo distintivo del amor. Al estar enamorados, pasamos de estar ilusionados y llenos de energía a tener ansiedad y estar preocupados con una facilidad excepcional. “El miedo a perder a la persona amada puede ser desencadenado por cualquier disgusto”.
Asimismo, dijo que, a nivel fisiológico, se observaron que los procesos de dopamina producen el mismo efecto que consumir cocaína. Si vamos más allá, esta desesperanza que sentimos cuando pasamos por un ataque de celos o una ruptura amorosa es totalmente comparable al “síndrome de abstinencia”.
Finalmente, citó que la dependencia emocional tiene también un papel clave en el desarrollo del amor. “Desde el punto de vista de la psicopatología, los sentimientos de posesión, el miedo al rechazo o esta necesidad de ser el centro de atención en los ojos de alguien, se considera un trastorno mental. Pero con el enamoramiento se hace una excepción. En el terreno romántico, estas características se consideran normales”, puntualizó.
El enamoramiento es catalogado como el primer paso por el contacto sexual y mantiene el ciclo vital gracias a la ilusión y el bienestar que nos genera. Por ello, se trata una condición aceptada en nuestro entorno e incluso deseable, concluyen los científicos.
De lo que no hay duda es de que, el amor romántico mueve el mundo y nos genera inevitablemente una gran diversidad de cambios, tanto en nuestro comportamiento como en nuestros pensamientos y emociones, con el fin de buscar una faceta de la felicidad. Por tanto, no tengamos dudas.
“¡Seamos locos y amemos con locura y pasión!”.
Cuando el arte sana: tatuadora devuelve confianza a mujeres que vencieron el cáncer
Desde su estudio en Lambaré, la tatuadora Pinkie transforma cicatrices en arte y esperanza. A través de la micropigmentación gratuita, ayuda a mujeres que superaron el cáncer de mama a reencontrarse con su reflejo y su amor propio.
En un estudio sobre Francisco Cusmanich y 1º de Mayo, en Lambaré, el sonido de una máquina de tatuar se mezcla con risas, lágrimas y abrazos. Allí trabaja Pinkie, artista del tatuaje conocida en redes como @pinkie777_, quien encontró una forma única de convertir el dolor en arte, al realizar gratuitamente la reconstrucción estética de areolas mamarias a mujeres que superaron el cáncer de mama.
“Lo hago pensando como mujer, poniéndome en el lugar de ellas. Es un granito de arena, pero con mucho cariño”, contó en entrevista con el canal GEN. “Son mujeres mbarete, valientes, que ya pasaron por demasiado. Lo mínimo que puedo hacer es devolverles una sonrisa frente al espejo”, señaló.
El procedimiento, conocido como micropigmentación mamaria, busca recrear de manera realista la areola y el pezón, devolviendo armonía al cuerpo tras una mastectomía.
“Hay casos donde solo se salva uno de los senos, entonces tratamos de igualar estéticamente. Algunas se ríen porque no pueden creer lo real que queda”, relata Pinkie.
Cada diseño es personalizado, se mide, se conversa, se acuerda con la paciente hasta lograr el resultado que ella desee. “Es un trabajo de empatía. La mujer tiene que sentirse conforme, segura, y eso se construye juntas”, dijo.
El procedimiento dura apenas 15 minutos, es indoloro y no deja secuelas. Solo se requiere el alta médica antes de realizarlo. “Lo único que pido es que traigan la autorización del médico”, sostuvo la artista. “No cobro nada. No podría hacerlo. Esto es mi forma de agradecer por el talento que Dios me dio”, agregó.
Para muchas de las mujeres que llegan a su estudio, el tatuaje marca el cierre simbólico de una etapa. En su experiencia, el impacto es más profundo que el estético. “Es recuperar la confianza, volver a sentirse completas, a sentirse lindas. Es amor propio en su máxima expresión”.
Pero también hay un mensaje más amplio detrás del arte, que es la importancia del control anual y la detección temprana. “El cáncer de mama se puede vencer si se detecta a tiempo. Hago esto todo el año, y siempre les recuerdo a las chicas que sigan con sus controles. Si todavía no se animan, pueden venir solo a conversar. Lo importante es dar el primer paso”, alienta.
Su estudio, Pink Tattoo Studio, se convirtió en un refugio emocional. Allí no solo se tatúa la piel, se reconstruyen historias, se sanan recuerdos y se pintan nuevos comienzos.
Para turnos y consultas contactar al (0983) 467 655 o también en su Instagram @pinkie777_.
Tacto rectal, el estudio que llenó de tabúes a los hombres, pero que ya no se realiza
Por muchos años, la palpación de próstata era la técnica médica ideal para detectar un cáncer, sin embargo, con el tiempo se fue descubriendo que, en realidad, no es el mejor método de primer diagnóstico. La ciencia y la tecnología introdujeron en la medicina grandes herramientas que reemplazaron el tacto rectal, que fue y es la razón por la que los hombres postergan los chequeos.
Este noviembre es el mes dedicado a la población masculina, y está cargado de campañas para concienciar sobre el cáncer de próstata, una enfermedad que puede ser detectada a tiempo, pero que enfrenta uno de los más grandes desafíos: el prejuicio.
Durante una entrevista en el programa Residentas del Canal GEN/Nación Media, el urólogo Dr. Precio Franco, habló precisamente de los tabúes que no permiten a los hombres realizarse sus estudios, como el temor al tacto rectal.
La palpación de la próstata o tacto rectal es un estudio que en la actualidad ya no es necesario y muchos médicos ya no lo recomiendan. Esto no significa que deje de ser importante o que no deba hacerse, sino que deja de ser el primer método de diagnóstico a todo aquel que pase por la consulta.
“El tacto rectal es una herramienta de segundo o tercer plano, con un análisis de sangre y una charla con el médico es suficiente, se guarda para casos específicos el tacto rectal”, expresó Franco.
Se trata del Antígeno Prostático Específico (PSA), el cual es un análisis de sangre sencillo que permite detectar alteraciones en la glándula prostática antes de que aparezcan síntomas.
Según el profesional, en los controles la palpación rectal ya NO se realiza e instó a los hombres a derribar ese temor y hacerse los estudios debido a que, el cáncer de próstata no puede prevenirse.
“No hay manera, medicamento o hábito que prevenga el cáncer de próstata, pero sí se puede detectar a tiempo. El detectado en fase inicial tiene una tasa de curación del 90%”, agregó.
El cáncer de próstata es generalmente asintomático en sus etapas iniciales, de ahí la importancia de las revisiones periódicas, de acuerdo a sus declaraciones.
A partir de los 50 años, todos los hombres deben realizar un chequeo anual de próstata, y desde los 40, si hay antecedentes familiares directos, ya que el riesgo es mayor en este caso.
Desde la cartera sanitaria recuerdan que en Paraguay, los trabajadores tienen derecho a dos días laborables con goce de sueldo para realizarse exámenes preventivos de cáncer de próstata y colon.
Vivir en las redes sociales y perderse de la vida real
Si descubriéramos la cantidad de horas que pasamos frente a la pantalla, tanto del celular como de una computadora de escritorio, nos daríamos cuenta del tiempo que nos sobra para otras actividades, esto, sin contar con el efecto que produce en nuestra mente el contenido que ahí consumimos.
Todo en exceso es dañino, esto incluye a las redes sociales, que, si son utilizadas en una dosis justa, resultan inofensivas. Sin embargo, pasar tantas horas al día conectado al teléfono, sin todavía entrar a discutir el contenido, puede afectar a nuestra salud mental.
Videos de TikTok, historias o reels de Instagram sobre viajes, relaciones, lujos y vidas perfectas, ofertas de productos que no sabíamos que necesitábamos (y que se convierten en una amenaza para nuestras finanzas), notificaciones de me gusta y chequeos de quiénes vieron lo que publicamos.
Un montón de ganchos pueden mantenernos por muchísimas horas al día en redes sociales, donde, si sumamos todos los minutos que le dedicamos en una jornada, terminaríamos sorprendidos y hasta pensaríamos, cuántas cosas podríamos hacer en ese lapso.
“No nos afecta si sabemos utilizar, todo lo que uno observa, siempre tiene que tener cuidado con eso, porque nada en exceso es bueno, lo mismo las redes”, explicó la psicóloga Laura Bogado.
Mencionó un estudio en el que una población determinada con 30 minutos al día en redes sociales, generaba menos trastornos que los que pasaban más tiempo, demostrando ser, no una causa directa, pero sí una incidencia en ello.
Mientras estamos entretenidos en las redes sociales, se liberan neurotransmisores en exceso, que es lo que sucede cuando hacemos algo que nos gusta. Esos neurotransmisores hacen que nuestro bienestar sea estable, sin embargo, esto también tiene una dosis justa y, en el caso de las redes, lo que inconscientemente buscamos es la gratificación inmediata y el placer, que en este caso nos lo da el celular.
“Tantas horas ya es una adicción, se debe reducir de a poco y si me doy cuenta de que me afecta, ya es motivo de consulta”, comentó Bogado, en una entrevista con Montecarlo.
VÍA LIBRE PARA DECIR DE TODO
Por otro lado, una costumbre que existe en la vida real, pero que también se traslada a las redes, es la de opinar sobre el aspecto físico de alguien, diciendo de manera impulsiva un comentario que puede caer mal o incomodar a quien lo recibe. Si bien todos tenemos defectos y virtudes, el hecho de que algo no nos agrade de alguien, no nos da el derecho a insultar, en todo caso, se debe buscar la manera respetuosa de expresar eso que nos molesta.
“Debo pensar cómo yo me sentiría, qué haría si me dicen eso. Debemos desarrollar mucho la empatía y lograr más respeto al otro, así voy a pensar dos veces antes de emitir una crítica. Es importante, a través de las redes, generar conciencia de los valores que se perdieron”, recomendó.
Sobre el punto el psicólogo Osvaldo González, opinó que: “Las redes sociales en Paraguay se volvieron una incubadora de idiotas. No porque la gente sea tonta, sino porque se entrena todos los días para serlo. Cuanto más ridículos más Likes. Cuanto más cruel, más compartido. Y así vamos, confundiendo fama con valor, ruido con contenido. Una generación entera aprendiendo que pensar no da vistas, pero hacer el ridículo sí.
También mencionó el caso del autodenominado influencer que se burló de un padre con un hijo autista, quien le pidió que deje de hacer roncar el motor porque perturbaba al niño “Un tipo le dice “fuking pobre”al padre de un niño autista que le reclama por el ruido que hace su automóvil, y aún así consigue seguidores. Así de podrido está todo”, lamentó, al tiempo de señalar que quien muestra un poco de humanidad es tildado de aburrido.
Por otro lado, en medio de esa necesidad de revisar las redes sociales, también está presente la ansiedad que es lo que nos anticipa a algo que no está ocurriendo en ese momento, pero que va a suceder o no. Equivale a estar en el futuro y perderse del presente, que es lo único que existe, al punto que, cuando llega ese momento que tanto ansiamos, finalmente tampoco estamos en él. Sobre este punto, aconsejó ejercitarse a tratar de vivir el presente, sin pensar en lo que nos toque hacer en la semana o en un futuro, sea próximo o no.