De desafíos a oportunidades: visión sobre la banca paraguaya y la inclusión financiera

Liz Cramer, nueva presidenta ejecutiva de la Asociación de Bancos del Paraguay (Asoban), compartió su perspectiva sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta el sector bancario en la actualidad.

En una entrevista con Hoy Digital, Liz Cramer aborda los principales desafíos del sector bancario, como la inclusión financiera y la ciberseguridad, entre otros aspectos con miras al futuro de la banca paraguaya.

En ese sentido, la referente destacó la importancia de aprovechar las tendencias ESG (Ambiente, Sociedad y Gobernanza), la digitalización, los sistemas de pagos y la inclusión financiera.

Enfatizó la necesidad de anticiparse y adaptarse a estas tendencias, subrayando la importancia de la colaboración con políticas públicas.

La inclusión financiera y la educación financiera son áreas prioritarias, por lo que, Cramer instó a trabajar en servicios que lleguen a todos los ciudadanos, promoviendo pagos digitales. Identificó obstáculos como la falta de dinero y documentación, y abogó por una ley de inclusión financiera.

Destacó la colaboración con el gobierno para implementar iniciativas como SIPAP, facilitando transferencias y acceso a servicios financieros. Señaló medidas específicas, como la apertura simplificada de cuentas y la inversión en redes para ampliar la accesibilidad.

Cramer proyectó que el sector bancario paraguayo se dirigirá hacia una banca moderna y tecnológica, destacando su solidez. Al respecto, delineó un panorama optimista para el sector bancario paraguayo, destacando la importancia de la colaboración, la adaptabilidad y la innovación en un entorno financiero en constante evolución.

-¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta el sector bancario en la actualidad?

-Nuestras mayores oportunidades y desafíos están en aprovechar las tendencias E.S.G. como son conocidas; ambiente, sociedad y gobernanza; así como la digitalización, sistemas de pagos y la inclusión financiera en todos sus aspectos. Estas tendencias impactan en el ecosistema financiero y requieren de su previsión y adaptación de la mano de la política pública pertinente.

En cuanto a la profundización del uso de las tecnologías en la industria financiera, la experiencia adquirida en la pandemia nos ha demostrado que es posible hacer transacciones financieras tanto de manera virtual como de manera física. Y la banca, en conjunto con el Banco Central, a través del avance continuo de la implementación de tecnologías, ha avanzado en lo referente, por ejemplo, a las transferencias interbancarias y otras experiencias digitales como el pago QR. Estas modalidades vienen demostrando ser un medio eficaz y adoptado por los usuarios.

En este contexto, es deseable profundizar en la digitalización de la burocracia y adecuar las normas y procesos para que las reglas del juego y regulaciones aplicables respondan a la lógica digital.

Ligado a este avance de la adopción de los servicios digitales, existe el desafío importante de la ciberseguridad, lo que requiere de un trabajo colaborativo interinstitucional para poder generar acciones que permitan identificar y punir a los responsables de hechos delictivos. Este frente se aborda interinstitucionalmente con distintos organismos del Estado. El fortalecimiento de la ciberseguridad debe tener siempre en cuenta la calidad de la experiencia del cliente.

En tema de seguridad física, existe un trabajo estrecho colaborativo con la Policía y la Fiscalía que ha demostrado resultados positivos. Sin embargo, como la criminalidad avanza, es necesario ahondar en tales esfuerzos y sumar a otros actores públicos y privados que están expuestos a los riesgos relacionados a los fraudes y riesgos operacionales y tecnológicos en los servicios digitales, así como también a las diversas modalidades de delitos económicos, financieros y relacionados a la seguridad física.

La inclusión financiera y la educación financiera son parte de un frente amplio de trabajo que se aborda en varias líneas de acción.

Tenemos que seguir trabajando como ecosistema en regulaciones, productos y servicios que nos permitan llegar a todos los ciudadanos a lo largo y ancho del país, fomentando productos accesibles y que permitan llegar independientemente a las distancias físicas; de ahí la importancia de seguir promoviendo los pagos digitales y otros servicios tecnológicos; la concreción de una ley de inclusión financiera es fundamental para estos objetivos.

-¿Cuáles son los obstáculos para lograr una mayor inclusión financiera en nuestro país?

-Existen retos en cuanto a la accesibilidad física y económica ya identificados, así como de profundización del uso de la tecnología que a su vez trae consigo, reitero, lo inherente a la ciberseguridad, infraestructura tecnológica y habilidades digitales; y en forma transversal, todo esto está impactado por la necesidad de mayor educación financiera para que la población mejore sus capacidades financieras y su toma de decisiones racionales que le permitan aprovechar mejor las oportunidades económicas.

Según la última encuesta del Global Findex 2021, los principales obstáculos para lograr una mayor inclusión financiera en nuestro país son la falta de dinero y la carencia de documentación. Estos motivos fueron reportados como los principales problemas para acceder al sector financiero formal por parte de la población, según el BCP.

Por el lado del crédito, el desafío es el acceso y la permanencia en el sistema formal; la informalidad en la economía es uno de los temas que atacar en la agenda público-privada. Los ajustes en la agenda regulatoria que en base a la experiencia local y regional con las mejores prácticas permitirán seguir avanzando al sistema en la atención debida a estos retos.

La profundización en el uso de la tecnología aborda parte de los obstáculos antes mencionados. Por ejemplo, al incorporar en el país las firmas digitales seguras, masivas, conectadas con la identidad digital de los ciudadanos y la digitalización de documentos que, a través de mecanismos que el Estado disponga para su uso en forma legal, ello resultará en la digitalización de los procesos cotidianos del sistema financiero, favoreciendo la adopción masiva, la eficiencia en tiempo y costos, promoviendo así la inclusión.

-¿Qué medidas se están tomando para fomentar la inclusión financiera?

-Entre las medidas más importantes que se están tomando para la inclusión financiera está el trabajo colaborativo de la banca matriz con las instituciones financieras reguladas para la implementación del SIPAP y su hoja de ruta en el SPI, que permiten hoy transferencias por hasta G. 5.000.000, 7×24, y que en una siguiente etapa está permitiendo operaciones como el “request to pay”, que es el “págame” , siguiendo así con el desarrollo de más servicios que permiten a la población en general acceder a servicios financieros y a una cuenta bancaria plena, con la cual puede dar sus primeros pasos en inclusión financiera, incluyendo el ahorro y llegando al crédito sano, regulado y controlado y a precios de mercado, de esta manera facilitando que las personas puedan progresar a través de su ahorro, a través del crédito y a través de operaciones financieras que le permitan vender, comprar, controlar sus gastos, pagar sus cuentas, etcétera.

Así pues, en los últimos años, los servicios financieros digitales o la banca digital se ha desarrollado de la mano de la inversión del Banco Central en el sistema de pagos y de la banca privada en sus servicios digitales. Esto es parte de un esfuerzo conjunto y continuo del ecosistema que aún tiene mucho por hacer en materia de inclusión y profundización financiera.

El Gobierno tiene una importante experiencia basada en la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera ENIF en su primera etapa que fue hasta el 2018, y sigue vigente hasta la adopción de una siguiente fase (fuente BCP). Actualmente, conocemos que toda esa experiencia, sus resultados positivos y oportunidades de mejora están siendo tomados por el actual Gobierno para una siguiente etapa con abordaje multidimensional de la oferta, la demanda y de las barreras regulatorias; desde el sector privado financiero seguiremos acompañando y cooperando para lograr los objetivos de la estrategia de inclusión y en el acceso específico a los productos de inclusión financiera y educación.

-¿Cuáles son las iniciativas que se están desarrollando para promover la educación financiera entre la población?

-El rol de la banca es clave en la educación financiera ya que interactúa cotidianamente con el público y su capacidad de llegada es amplia. Nuestros asociados tienen su agenda de educación financiera con tácticas y acciones promocionadas a través de sus distintos canales de comunicación y actividades directas con sus públicos meta, como por ejemplo, materiales educativos audiovisuales adaptados a los distintos segmentos, actividades directas como voluntariados de educación financiera para instituciones educativas, etc.

Muchas de estas acciones fueron diseñadas por las entidades financieras en línea con el Plan Nacional de Educación Financiera PLANEF que es resultante de la ENIF. Este plan tiene como meta mejorar las competencias económico-financieras y digitales de la población, y se desglosa en objetivos específicos.  Sabemos que el Gobierno está diseñando nuevas líneas de acción que celebramos y que acompañaremos con decisión desde nuestras empresas en su siguiente etapa en aquello que nos compete y en todo lo que podamos cooperar.

Es claro que, con el avance de las habilidades tecnológicas de la población y de la comunicación digital, se presenta la necesidad de actualización permanente aprovechando nuevas herramientas, según los distintos públicos y esto es entendido y muy aprovechable desde el sector privado.

-¿Existen programas o iniciativas que promuevan la inclusión financiera en comunidades rurales y de bajos ingresos?

-Los desafíos relacionados a las tendencias conocidas como E.S.G. (ambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés) que fueron mencionados antes como uno de los desafíos y oportunidades que tiene el sistema financiero, incluyen diferentes aspectos referidos a las necesidades de la población más vulnerable.

La banca ha hecho y continuará haciendo inversiones para ampliar su cobertura y eficiencia tecnológica y traspasar así las barreras físicas que se dan en el área rural, que sin embargo, tiene acceso a internet y a teléfonos inteligentes.  En el pasado, muchos ciudadanos del área rural no abrían cuenta porque había que hacerlo en forma presencial y tenían reparos en ir a un banco.  La apertura digital permitió superar esa barrera.  Hoy, con procesos simplificados de apertura de cuentas básicas, a través de sus teléfonos y de los corresponsales, se puede hacer depósitos en efectivo, transferencias, compras, pagos, comercio electrónico, etc. sin importar el lugar físico en el que se encuentren.

En el reciente congreso de “Banca Sostenible e Inclusiva”, organizado por la ASOBAN y la Federación Latinoamericana de Bancos FELABAN se tuvo oportunidad de compartir experiencias locales y de la región que permiten reconocer las mejores prácticas en la materia. En particular, la atención debida a facilitar la inclusión financiera de personas en situación de vulnerabilidad, incluida la población rural. Ya existen en el mercado algunos productos financieros dirigidos a estos grupos, pero el congreso mencionado también permitió evidenciar las oportunidades que tenemos como país de canalizar recursos al financiamiento que nuestra competitividad requiere en estos temas.

Acompañamos y seguiremos acompañando las políticas públicas diseñadas para atender estos grupos, que abarcan desde aspectos normativos, problemáticas específicas por segmentos – como por ejemplo los riesgos climáticos que mucho afectan a la población vulnerable rural -, canalización de financiamiento para productos dirigidos a estos segmentos, por mencionar algunas líneas de trabajo conjunto.

-¿Cuál es el enfoque de los bancos para abordar las necesidades financieras de los microempresarios y emprendedores, considerando su importancia para el desarrollo económico del país?

-En este sentido, tenemos una experiencia positiva reciente que da cuenta de las oportunidades que existen con la disponibilidad de las herramientas adecuadas para atender este importantísimo segmento. Nos referimos a los instrumentos FOGAPY y FOGAMU, promovidos desde el gobierno a través de la Agencia Financiera de Desarrollo AFD.

El Fondo de Garantía del Paraguay FOGAPY ya estaba diseñado antes de la pandemia, pero el sistema financiero no lo terminaba de usar. Entonces, la pandemia trajo un viento de cola a los fondos de garantía; el sector financiero puso su confianza en el instrumento y movilizó recursos propios por el hecho de tener una garantía de respaldo. Más de 1.100 USD millones en créditos fueron otorgados con este instrumento, 80% de los cuales fueron a mipymes, que permitieron mantener más de 258.000 puestos de empleo.

Si a esto le sumamos los más de USD 251 millones otorgados con otro instrumento llamado FOGAMU, que dio garantías a créditos dirigidos a mujeres emprendedoras, tenemos que más de 1.350 millones de USD fueron canalizados por el sistema financiero que abarcaron mayormente a las mipymes. Estos recursos no fueron recursos del tesoro, sino recursos propios del sistema financiero que fueron movilizados, utilizando un instrumento que probó su efectividad.

El fortalecimiento de formalización y de las capacidades empresariales de las mipymes a través de programas públicos y de organismos del tercer sector, sumados a herramientas como las mencionadas, permitirán al sistema financiero regulado seguir aumentando su capacidad de atender más y mejor a este sector, en el marco de la normativa que le rige.

-¿Cómo se está trabajando en colaboración con el gobierno y otros actores relevantes para impulsar la bancarización, mejorar la ocupación laboral y promover el conocimiento financiero en Paraguay?

-Como antes expresado, existe un trabajo colaborativo con el Gobierno para estimular la inclusión financiera, que requiere de mayor educación financiera, e impulse el ingreso al sistema financiero formal, lo cual impacta en el empleo.

El sistema financiero está aportando lo suyo con la apertura simplificada de cuentas, la inversión en la ampliación de las redes para facilitar las compras en toda la república, evolucionando en los distintos sistemas de pago, facilitando a los usuarios sus transacciones presenciales o digitales y promoviendo la educación financiera a través de todos sus canales.

Tuve la oportunidad desde el MIC de plantear un nuevo marco legal para acompañar el avance de la tecnología entre otros frentes (además del sector público y privado) del sector financiero, donde se adoptaron las mejores prácticas internacionales para lograr la Ley de Servicios de Confianza y del documento transmisible electrónico.  Para el sector financiero se contemplan una serie de instrumentos que van en línea con esto para permitir ofrecer servicios con tecnología que promuevan la facilitación y por ende la inclusión de todos los sectores en el sistema.

Claramente el mecanismo para avanzar requiere de la continuidad del trabajo colaborativo con mesas de trabajo, no sólo del regulador con la Banca; sino de múltiples actores públicos y privados.

El trabajo conjunto debe ser tan amplío hasta que permita asegurar avances rápidos, y no tan limitado para que no se cuestione legitimidad y se recojan opiniones de sectores afectados.

-¿Cuáles son las perspectivas y proyecciones para el crecimiento del sector bancario en Paraguay en los próximos años?

-El sistema financiero paraguayo es valorado por su solidez y desde ello la Banca se proyecta hacia una banca moderna, tecnológica, segura, accesible 24×7 para abarcar todos los segmentos de la población.

En el 2022, el sector servicios representó el 49,7% del PIB, y de estos, los servicios de intermediación financiera representaron aproximadamente entre el 5.7% del PIB.

Los indicadores macroeconómicos del país para el 2023 se ven favorables con una proyección de crecimiento entorno al 4.5% del PIB y una inflación anual estimada del 3,8%, por debajo de la meta prevista incluso. El clima de negocios del país es valorado nuevamente como uno de los mejores de la región por organizaciones internacionales como la Fundación Getulio Vargas, y esto está en línea con el incremento de la inversión extranjera directa IED. Todos estos indicadores macroeconómicos impactan en las perspectivas del sistema financiero.

La participación del volumen de préstamos con relación al PIB creció durante los últimos 7 años, una media de 3 % al año, situándose a agosto de 2023 en 44%, según informes del BCP. La Banca Matriz también refiere a la última encuesta de expectativas de variables económicas, en la que los agentes económicos, entre ellos, los agentes del sector financiero, esperan una menor tasa de política monetaria, que de hecho se viene dando, por lo que las expectativas de concesión de créditos en los próximos trimestres permanecen en zona de optimismo.

La alta cocina paraguaya se reinventa: innovación, técnica y sabor con identidad propia

La gastronomía paraguaya vive un momento de transformación y crecimiento que va mucho más allá de los sabores tradicionales. Con chefs y empresarios que apuestan a la innovación y a técnicas internacionales, la cocina local está alcanzando un nuevo nivel de sofisticación y reconocimiento regional.

En los últimos años, restaurantes y cocineros reconocidos incorporaron métodos como la maduración de carnes, el uso de productos nativos en presentaciones contemporáneas y la exploración de nuevas texturas y combinaciones. Este proceso logró captar la atención de comensales locales y turistas que buscan experiencias gastronómicas auténticas y sofisticadas.

El cambio en el paladar paraguayo también es evidente, ya que los consumidores demandan platos más elaborados, donde se valoran ingredientes autóctonos con un toque innovador. La alta cocina paraguaya supo adaptarse a tendencias globales, como la sostenibilidad y el respeto por el origen de los alimentos, integrándolos en sus propuestas.

Leticia Villalba Pomata, licenciada en Administración, máster en Finanzas y experta en Culinary Management, es una de las impulsoras de esta revolución gastronómica. CEO de Central Market, Alma Cocina con Fuegos y Sello 33, Villalba es pionera en la introducción de técnicas avanzadas como la maduración de carnes, que hoy está cambiando la experiencia del comensal paraguayo.

“En los últimos años, la gastronomía paraguaya ha experimentado un salto cualitativo notable, tanto en técnicas como en propuesta conceptual. Hemos pasado de una cocina tradicional a una escena más audaz, que se anima a reinterpretar ingredientes locales con estándares internacionales”, señala.

Agrega: “La incorporación de técnicas como la maduración, el sous-vide, la cocción a baja temperatura, y la integración de productos de origen controlado marcan una evolución clara. También se ve una mayor conexión entre el productor, el cocinero y el consumidor final, con una búsqueda por calidad real y la oferta gastronómica diferente”.

La maduración es un proceso controlado que mejora la calidad de la carne mediante la descomposición natural de fibras musculares, resultando en cortes más tiernos y con sabores intensificados, sin alterar la esencia original. En palabras de Villlaba, “el objetivo no es cambiar el sabor o aroma, sino potenciarlo para una experiencia sensorial superior”.

Esta técnica, antes reservada a restaurantes de lujo, comienza a popularizarse en el país. “Hoy vemos que cada vez más establecimientos incluyen carne madurada en sus menús de forma estable y con muy buena aceptación del público,” explica Villlaba, quien subraya que el acceso a estos cortes ya no depende del precio original, sino del proceso de maduración.

El consumidor local, cada vez más informado y exigente, está dispuesto a explorar nuevas texturas y combinaciones, siempre que la calidad esté garantizada. “La gente quiere entender qué está comiendo, conocer el origen y la técnica detrás del plato,” señala Villlaba. Esta curiosidad abre las puertas a innovaciones que respetan la tradición, pero rompen moldes.

Los extranjeros que visitan Paraguay también valoran la nobleza de los ingredientes locales. “Quedan sorprendidos por la terneza de nuestras carnes maduradas, incluso de cortes que en otros países serían considerados secundarios,” comenta Villlaba. Su empresa ya está exportando estos productos a mercados exigentes como Madrid, lo que marca un hito para la cocina paraguaya.

Asunción se convirtió en un laboratorio culinario donde conviven cocinas abiertas, restaurantes de autor y fusiones audaces. Sin embargo, Villlaba reconoce que hay desafíos pendientes, como la formación técnica, la mejora en la cadena de frío y el acceso sostenible a insumos de calidad.

“El proceso de maduración requiere paciencia y tecnología avanzada; nosotros hemos trabajado durante casi cinco años para perfeccionar nuestro producto,” destaca, poniendo en valor la dedicación necesaria para lograr estándares internacionales.

El siguiente paso para Paraguay es definir una identidad clara y construir una reputación sólida basada en la autenticidad y la excelencia técnica. “No basta con tener un plato espectacular o una experiencia puntual”, resalta Villalba.

Exportar carne madurada con sello paraguayo es una meta concreta que posicionaría al país en el mapa regional como referente en carnes de autor, tal como Perú tiene su ceviche o Argentina su parrilla. “Este es el gran desafío y objetivo que perseguimos desde Sello 33,” remarcó.

Adolescentes suman a las estadísticas del VIH, el desafío más grande de la salud pública

En Paraguay y en todo el mundo, los casos de VIH siguen preocupando. En el 2024, nuestro país cerró con 1.488 nuevos contagiados. A esta cifra se suma otra realidad mucho más preocupante, jóvenes de entre 15 y 19 años que ya forman parte de las estadísticas de esta enfermedad.

El Programa Nacional de Control de VIH/Sida/ITS (PRONASIDA) presentó su informe epidemiológico sobre los casos de VIH en nuestro país y muestra que, desde 2022 al 2024, existe un sostenido aumento.

Las pruebas realizadas aumentaron un 92% en dos años, pasando de 145.711 en 2022 a 282.752 en 2024.

En Paraguay, el año pasado se notificaron 1.488 nuevos diagnósticos de infección por VIH en Paraguay, de los cuales, un 43% presentaron enfermedad avanzada al momento del diagnóstico.

Estas cifras alarmantes incluyen cada vez más a adolescentes que adquieren el virus y cuyas edades comprenden entre 15 y 19 años. Este grupo etario comprende el 5,7% del total.

La Dra. Elena Candia, directora del Pronasida, durante su visita en el programa Aire de Todos, indicó que esta realidad debe ser un llamado de atención para establecer políticas de prevención en los adolescentes, con una educación sexual correctamente enfocada.

La mayor proporción de casos confirmados de VIH se concentró en el grupo etario de 20 a 39 años, representando el 65% del total de diagnósticos.

De acuerdo a las estadísticas, los casos confirmados de VIH en Paraguay en el 2024, en su mayoría corresponde a hombres, con 1.105 casos, mientras que las mujeres, 383 casos.

La doctora Candia explicó que el VIH es una enfermedad crónica, comparable con la hipertensión y la diabetes, es decir, no existe una cura, pero se puede llevar una vida normal si se detecta a tiempo y se hace un buen tratamiento.

Con respecto a la vacuna recientemente anunciada en Estados Unidos, la profesional indicó que representa un avance importante en prevención y una muestra de que cada vez la medicina está más cerca de encontrar, quizás, una cura a la enfermedad.

“Se utilizó el término vacuna porque estamos relacionados con eso, esta medicación es un inyectable que contiene un antiviral que previene un 100% de la enfermedad”, agregó.

Energía, máquinas y un buen plan: cómo Paraguay puede tener su propia reserva de bitcoins

La minería de bitcoins fue convirtiéndose con el paso de los años en una actividad rentable y, sobre todo, en una oportunidad de inversión para quien desee aventurarse en un campo innovador, lejos de los tradicionales modelos de negocios. Es allí donde Paraguay podría convertirse en un “nuevo jugador” y capitalizar sus posibilidades para incursionar en la criptominería.

Por Robert Bourgoing (@robertb_py)

La historia del bitcoin puede compararse a la de las empresas tecnológicas o startups: en los primeros tiempos, había cierto recelo, dudas o temor por invertir en ellas, en gran medida por el desconocimiento sobre su naturaleza y posible impacto, pero en la actualidad, son una “mina de oro”.

Esta criptomoneda es, probablemente, la más conocida en todo el mundo, y también la de mayor valor en el mercado. A la fecha, el bitcoin se cotiza en cerca de USD 107.000, y se cree que podría llegar incluso a los USD 135.000 en los próximos meses, según proyecciones del prestigioso banco británico Standard Chartered.

Quien hoy sea poseedor de estos activos (aunque sea en una pequeña proporción) se asegura tener en sus manos una fortuna digital, muy por el contrario a lo que sucedía en el ya distante 2011, cuando un bitcoin valía apenas un dólar.

Analizar la posibilidad de incursionar en la minería de criptomonedas, y específicamente de bitcoins, hoy ya no suena tan descabellado, siendo hasta una gran oportunidad de inversión, pero ¿qué sucedería si es el mismo Estado el que participa?

Este es el planteamiento que se hace Bruno Vacotti, especialista en bitcoin y socio fundador de la Cámara Paraguaya de Minería de Activos Digitales, quien evalúa la gran alternativa que representa para un país como el nuestro, donde existe energía limpia, disponible y renovable, producto de dos grandes hidroeléctricas.

Su idea es simple, pero ingeniosa: que Paraguay puede convertirse en protagonista al apostar por la minería de bitcoins, a fin de generar su propia reserva, utilizando para ello la energía sobrante. Es allí donde entran a jugar un rol clave las máquinas mineradoras incautadas de la criptominería ilegal.

Se incautan un montón de máquinas que están fuera del sistema legal y todo eso representa una gran potencia de cómputo”, explicó en entrevista con HOY. Al respecto, señala que estos equipos podrían “generar dinero para alguien”, y es ahí donde el Estado paraguayo posee chances de ser partícipe.

Países como Bután vienen haciendo esto desde hace varios años, llegando a acumular el 40% de su Producto Interno Bruto (PBI) con este activo. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya había anticipado durante su campaña electoral antes de llegar a la Casa Blanca su intención de crear una “reserva estratégica de bitcoin”. Para no ir muy lejos, en Argentina ya analizan la posibilidad de que también se pueda tener una reserva nacional.

Vacotti señala que esta ida surgió de varias conversaciones con autoridades del Ministerio de Industria y Comercio (MIC), el Viceministerio de Minas y Energía y la ANDE, siendo este último un actor crucial para hacer realidad el sueño, debido a la gran demanda energética que representa la criptominería.

La construcción de un data center para minar bitcoins, y que sea administrado por el mismo Estado, representa una gran oportunidad de inversión, sostiene. Los activos que pudieran generarse quedarán luego como una reserva de valor o, como en el caso de Bután, serán utilizados para financiar proyectos en favor de su población.

Puso como ejemplo el caso de la Secretaría Nacional de Bienes Incautados y Comisados (Senabico), que dispone el uso de los bienes hallados en manos del crimen organizado y les da otros fines, con el propósito de evitar que pierdan valor o se deprecien. “Eso se podría hacer con las máquinas, para que generen un valor para el país y luego se rematen, si así lo quieren”, agregó.

Si tenemos energía disponible y máquinas incautadas que están acumulando polvo, es un despropósito no utilizarlas para generar valor, y que ese valor sea para todos los paraguayos”, afirmó Vacotti.

Países de Europa y Asia, sin olvidar a Estados Unidos, han mostrado su respaldo a los criptoactivos como una reserva de valor y, sobre todo, al bitcoin, que hoy se ha posicionado como el principal en su segmento, con una mayor cotización y credibilidad.

Según sus estimaciones, Paraguay podría generar cerca de 450 bitcoins al año con la capacidad actual, lo cual representa más de G. 850 millones, recursos que serían única y exclusivamente del Estado, de darse el caso.

Con todos los recursos disponibles, una fuente de energía casi inagotable y una buena planificación, lo que hoy suena como una simple idea de un entusiasta, de aquí a unos años podría ser una gran apuesta por la innovación y la generación de recursos estatales.