La Mater Py: extendiendo una mano solidaria a madres y bebés vulnerables
Ayudar a otros es un gesto altruista y desinteresado que representa a la solidaridad en su máxima expresión. En “La Mater Py” han entendido este concepto y deciden brindar su apoyo a mujeres embarazadas, madres y niños en situación vulnerable.
Por Robert Bourgoing (@robertb_py)
La Mater Py es una organización sin fines de lucro creada en junio del 2022 y que está conformada por un grupo de voluntarios que se unieron con el propósito de ayudar a futuras madres y bebés en estado de vulnerabilidad.
Jazmín Benítez, directora del grupo, comentó a HOY que la idea surgió luego de haber brindado asistencia a unos mellizos que habían sido abandonados por su madre. “Como tuvo tanta repercusión, muchas personas nos escribían para pedirnos ayuda”.
Debido a que varias de las donaciones que recibieron en aquel momento quedaron sobrantes, optaron por juntar lo que tenían y preparar kits y bolsones para entregarlos a otras mujeres que pudieran necesitarlo.
Ese fue el inicio de una iniciativa solidaria que fue creciendo conforme transcurrieron los meses, llegando a cada vez más personas y sumando cada vez más manos interesadas en dar su granito de arena.
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La Mater Py se enfoca principalmente en 3 grupos vulnerables: las embarazadas, las madres con niños de hasta 3 años y los bebés internados.
Considerando que existen embarazadas y madres que no se encuentran pasando por un buen momento, ya sea a nivel económico, emociona o de salud, los voluntarios de este grupo buscan brindarles un alivio en medio de las dificultades.
Benítez comenta que hoy día se concentran mayormente en asistir a bebés internados, esto considerando que la salud pública en nuestro país sufre de diversas carencias y necesidades. “Es difícil cuando la mamá o el papá no están trabajando o deben dejar de hacerlo para cuidar de sus hijos, ya sea por una enfermedad aguda que están padeciendo, ahí es donde queremos estar”.
La ayuda no solo consiste en la provisión de medicamentos, pañales, alimentación o cualquier otro insumo, sino que también incluye orientaciones de profesionales de diferentes especialidades y áreas, a fin de que las madres sepan qué hacer y dónde acudir en cualquier circunstancia, ya sea a alguna institución pública, fundación, ONG o similares.
La prioridad es dar a cada madre un bolsón maternal que contenga artículos esenciales como elementos de aseo, protectores mamarios, pañales, apósitos post parto, etc., aunque cuando la situación lo amerita, la gestión también se extiende a los pedidos de ayuda que son efectuados a través de las redes sociales y de la red de los voluntarios y padrinos de La Mater Py.
Para conseguir estos elementos, recurren a donaciones de personas solidarias que se se encargan de facilitar los artículos o realizar aportes de dinero en efectivo para adquirir aquello que haga falta.
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A poco de cumplir un año, La Mater Py ha logrado asistir a un total de 512 mujeres, incluyendo a embarazadas y madres con recién nacidos, y a 176 bebés y niños. El objetivo es seguir ampliando la lista y que la ayuda se extienda a cada vez mayor cantidad de beneficiarios.
“Cuando le damos ese respiro a esa mamá o ese bebé es muy satisfactorio”, afirma Benítez, quien se muestra orgullosa por lo que han logrado en casi un año de vida, confiada en que seguirán alcanzando más objetivos.
Aquellos que deseen contactar con La Mater Py, pueden comunicarse al número 0985 445 905 o a través de sus cuentas en Facebook, Twitter e Instagram.
ChatGPT, más que solo para hacer la tarea: el desafío de integrar IA en las aulas
La utilización de la inteligencia artificial puede ser contraproducente en el escenario educativo, impidiendo el desarrollo del pensamiento crítico o habilidades cognitivas en los estudiantes. Una especialista aboga por cambiar el enfoque y construir un diseño pedagógico que integre la IA de manera asertiva.
Por Robert Bourgoing (@robertb_py)
La adopción de la inteligencia artificial está cada vez más impregnada en la vida cotidiana, volviéndose parte del día a día para varias necesidades, sobre todo aquellas en las que obtener información rápida y precisa es una prioridad.
El ámbito educativo no queda exento de ello. Desde la irrupción de herramientas con ChatGPT, Gemini o Claude, tanto estudiantes como docentes recurren a su vasto conocimiento (por no decir inmensa base de datos) para elaborar resúmenes, tareas, trabajos prácticos o cuestionarios, entre otros.
Quiérase o no, a la larga esta dependencia de la IA para la resolución de problemas traerá consigo otro nuevo problema: la dificultad para elaborar trabajos escritos por cuenta propia y desarrollar habilidades como el pensamiento crítico, a la par de un menor esfuerzo cognitivo.
Esto fue lo que pudo demostrar un reciente estudio elaborado por MIT Media Lab (un laboratorio dependiente de la Escuela de Arquitectura y Planificación del Instituto de Tecnología de Massachusetts) titulado “Your Brain on ChatGPT”. Este trabajo confirma que el uso frecuente de inteligencia artificial puede desencadenar en una disminución en la actividad cerebral relacionada con la memoria, la atención y la apropiación del contenido.
Lilian Demattei, especialista en IA y EduTech, advierte sobre la importancia de adoptar estrategias pedagógicas que permitan integrar el uso de la IA dentro del contexto educativo, sin que ello genere inconvenientes para los estudiantes que necesitan desarrollar sus capacidades y aptitudes.
“Hoy por hoy, lo que se hace es utilizar la IA desde el punto de vista de generar trabajos o respuestas a determinadas consultas, hay un uso indiscriminado de estas herramientas”, mencionó en entrevista con HOY. En situaciones así, lo que hacen los alumnos se limitan a “pegar las respuestas, sin construir su propio conocimiento”.
El uso ético de esta clase de herramientas, basadas en LLM (Grandes Modelos de Lenguaje, por sus siglas en inglés) definirá de qué manera impacta la inteligencia artificial en el estudiantado. “Hay una oportunidad para que sea un motor de personalización, creatividad, pensamiento crítico o computacional si se implementa de manera intencional”, agregó.
Para ello, Demattei aboga por elaborar un diseño pedagógico dentro del currículo nacional, como parte del Plan Nacional de Transformación Educativa, de modo a adoptar la IA en las aulas sin afectar de manera negativa el proceso de aprendizaje de los niños y jóvenes.
A su criterio, se debe plantear la inteligencia artificial como una herramienta de propósito pedagógico y no solo como un sustituto de enseñanza, o en todo caso, como un “ayudante” para la elaboración de tareas o trabajos con el mero objetivo de cumplir lo que los maestros exigen para sumar puntaje.
“En Paraguay, debemos hacer énfasis en el diseño de políticas públicas educativas claras, o sino, en vez de disminuir la brecha digital, vamos a aumentar las brechas existentes. La IA no es un problema, el verdadero dilema es cómo la utilizamos en el aula”, afirmó.
Un aspecto crucial es la formación de docentes en pedagogía digital nativa (que —aclara— no es lo mismo que una una pedagogía con utilización de tecnología), permitiendo guiar el uso de la IA de una manera más humana. A su vez, se debe poner énfasis en la “humanización y ética” en el aprendizaje con inteligencia artificial, aseguró.
Demattei considera que la IA debe estar al servicio de los valores y el desarrollo humano, por lo que se debería incorporar dentro del diseño educativo aspectos como ética digital, ciudadanía responsable, creatividad, uso crítico de la información, por citar algunos tópicos.
“Es importante construir un sistema educativo innovador”, refirió la profesional, quien aboga por la construcción de espacios de experimentación a través de laboratorios de inteligencia artificial y la creación de un marco curricular flexible, que integre el pensamiento computacional, con un enfoque educativo basado en el STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés), que busca fomentar el aprendizaje interdisciplinario y la innovación.
Una olvidada etnia chaqueña de la que los paraguayos sabemos poco o nada
La historia de los pueblos nativos del Chaco y el Amazonas sigue en la nebulosa. Tal es el caso de los “naperú”; etnia prácticamente desconocida en el presente, cuyo rastro sobrevive en los escritos de un soldado europeo del siglo XVI.
Por Gonzalo Cáceres - periodista
Entre los testimonios tempranos, sobre los distintos grupos que habitaron el actual territorio paraguayo, destaca el del alemán Ulrico Schmidel (Ulrich Schmidl, Schmidel o Schmidt). Aventurero para unos, cazafortunas/mercenario para otros, pero indudablemente un consumado viajero, formó parte de la expedición de Pedro de Mendoza al Río de la Plata y vivió en carne propia los horrores de la (primera) fundación de Buenos Aires en 1536 (abandonada en 1541).
Este “intrépido bávaro” publicó en la ciudad de Fráncfort la “Vera historia y relatos de la conquista del Río de la Plata y el Paraguay” (1567), un compilado de sus andanzas por los actuales Paraguay y Argentina, siendo de los contados testigos no españoles en tomar parte de la empresa conquistadora, erigiéndose como fuente indispensable para académicos e investigadores.
Schmidel permaneció en Sudamérica por unos 20 años (1534-1554), participando en un buen número de incursiones, fundaciones de ciudades, conflictos internos entre los conquistadores y, sobre todo, en los encuentros (muchas veces violentos) con los nativos.
“NAPERÚ”
En el contexto de las empresas que partieron de Asunción hacia el Chaco; territorio que a ojos europeos era “inhóspito, impredecible y peligrosamente indómito”, Schmidel registró la presencia de un pueblo aborigen denominado “naperú”, cuyo feudo ubicó a “cien leguas tierra adentro desde Asunción”, unos 400 o 600 kilómetros al noroeste, posiblemente en el límite entre los actuales departamentos de Boquerón, Presidente Hayes y Alto Paraguay (algunas fuentes hablan de todo el margen entre Bahía Negra y el río Pilcomayo).
“Primero, después que partió de los pyembas, llegó él (Juan de Ayolas) a una nación llamada naperus, que son amigos de los pyembas (una de los nombres de los payaguaes) y no tienen más que pescado y carne; es una nación de mucha gente. De estos naperus también nuestro capitán general se separó algunos que le sirvieran de baqueanos (guías); pasaron en seguida por muchas naciones con grandes penas y trabajo, y se les hizo gran resistencia”, contó Schmidel.
Los naperú contaban con “hombres altos y fuertes” quienes “estaban bien adaptados a los montes, ríos y esteros”. Estos subsistían exclusivamente de la pesca y la caza y no practicaban la agricultura. De indudable naturaleza nómada (la principal característica que los diferenciaba de los pueblos guaraníes de la región oriental, que eran agrícolas y sedentarios), los naperú tampoco dieron forma a asentamientos permanentes.
La simpleza aparente de su estilo de vida no debe confundirse con precariedad. Las sociedades de cazadores-recolectores del Chaco poseían complejos sistemas de organización, conocimiento del terreno y estrategias enfocadas a tan hostil entorno.
JUAN DE AYOLAS
Además de los -escasos- aspectos etnográficos que llegaron a nuestros días, uno de los pasajes más significativos de la crónica de Schmidel es el que imputa la participación de los naperú en la emboscada que dio muerte a Juan de Ayolas, uno de los principales capitanes del primer adelantado del Río de la Plata.
Siempre en la versión de Schmidel, una alianza entre los naperú y los temidos payaguaes tomó por sorpresa a los combatientes europeos en un bosque, asesinando no solo a Ayolas, sino también a buena parte de su grupo.
“Jann Eyollas (Juan de Ayolas), el capitán, con los cristianos, marchaban a medio camino y fueron sorprendidos por los naperus y pyembas con gran fuerza en un espeso bosque; porque los naperrus y pyembas, según su convenio de sorprender en la selva por donde tenían que pasar (los) cristianos, embistieron sin piedad al capitán y (a los) cristianos, como si fuesen perros rabiosos, y acabaron de matar y destruir a los debilitados cristianos junto con el capitán Jann Eyollas, de suerte que ni uno de ellos escapó”.
Un hecho mayúsculo: se trata de la muestra de articulación política/militar de los pueblos chaqueños, desdibujando la imagen de fragmentación tribal irreconciliable que se les atribuye desde tiempos remotos.
En otro punto, lo que más despierta la inquietud de los antropólogos actuales es el enigma de su origen. ¿Quiénes eran los naperú? ¿A qué tronco lingüístico pertenecían? ¿Dónde están hoy sus descendientes, si alguno sobrevive? Las respuestas a estas preguntas son esquivas y, en muchos casos, meramente especulativas.
HIPÓTESIS
Una de las hipótesis más sólidas sugiere que los naperú podrían haber formado parte de la familia de lenguas mascoyanas (Lengua-Maskoy), que incluye a etnias actuales como los Angaité-Emok, Sanapaná y Guaná, todas ellas con raíces en centro del Chaco paraguayo (o alguna rama pámpida). La descripción de su dieta (basada en la depredación del ecosistema a través de la pesca, caza y recolección) se condice con la vida de sus ancestros (antes de los procesos de sedentarización forzada durante los siglos XIX y XX).
Otra línea de interpretación vincula a los naperú con los zamuco, porque también estos ocupaban amplios sectores del Chaco paraguayo. Otros pueblos, como los Ayoreo, comparten las características puntuales atribuidas por Schmidel (vida nómada, casi nula práctica agrícola y el conocimiento del monte y sus recursos).
Pero también existe la posibilidad de que el término “naperú” fuera una designación solo circunstancial, aplicada por los conquistadores a una diversidad de grupos que, en ese momento, se desenvolvían como una confederación (haciendo frente común a los españoles).
En la dinámica precolonial, las alianzas y choques entre etnias eran cosa de todos los días, debido a las cambiantes necesidades ecológicas como políticas. Sea cual fuere su filiación, lo cierto es que la huella de los naperú se desvanece tras el siglo XVI. Ninguna otra fuente colonial (ni de los primeros años del Estado paraguayo) vuelve a mencionarlos de manera explícita.
Esta ausencia plantea dos posibilidades: o el grupo fue absorbido/eliminado por otras etnias vecinas y/o rivales, o bien fue víctima de las enfermedades, los desplazamientos forzosos y los efectos devastadores de la conquista, como sucedió con otros pueblos y naciones a lo largo y ancho del continente.
Para cuando la gran Branislava Sušnik desarrolló sus estudios entre las etnias chaqueñas, ningún grupo se identificaba o respondía al nombre de “naperú”, por lo que se entiende que para inicios/mediados del Siglo XX ya fueron totalmente desaparecidos (o asimilados).
La ausencia de los naperú en la historiografía posterior no se debería aceptar como un accidente, sino como un amplio proceso de invisibilización de otras etnias en la construcción de las identidades nacionales. Mientras que los guaraníes carios ocupan un lugar central en la narrativa paraguaya, los pueblos chaqueños fueron históricamente marginalizados, tanto en el discurso oficial como en los estudios académicos y políticas de gobierno, hasta fechas muy recientes.
La crónica de Schmidel nos restriega la incómoda realidad: parte de la diversidad humana que existió en el Chaco fue condenada a existir en forma de eco. Entonces, redescubrir a los naperú no es solo un ejercicio académico, sino un acto de justicia hacia aquellos cuyos nombres y culturas fueron engullidos por la vorágine colonizadora, pero que, de alguna forma, se resisten a desaparecer del todo.
La “rara” enfermedad que padece Osvaldito: qué es y cómo sobrellevarla
El reconocido futbolista paraguayo Osvaldito Martínez estuvo en las noticias de los diferentes portales de nuestro país y también de México, donde supo brillar con una impresionante carrera de varios años. Una entrevista realizada en una cancha del interior, “sacó a luz” una situación personal que está pasando. El propio deportista tuvo que salir a aclarar a través de sus redes sociales acerca de la enfermedad que le fue detectada.
Por Juan Riveros (@JuancitoRiveros)
Mucha preocupación, y en algunos casos, el característico morbo, causó la imagen difundida días atrás sobre el talentoso exfutbolista de la Selección Nacional, Osvaldo Martínez, ya que su aspecto físico no era el que estábamos acostumbrados a ver de él.
Sin embargo, la situación fue rápidamente aclarada por el propio Osvaldito. A través de sus redes sociales explicó que se encuentra en buen estado de salud, a pesar de que hace poco tiempo le diagnosticaron el principio de la enfermedad de Esclerodermia. “Estoy siguiendo el tratamiento correspondiente con profesionales médicos especializados y me encuentro estable y bajo control”, expresó.
Asimismo, pidió que no se difundan rumores que “solo generan confusión”.
Pero, de qué se trata esta “rara enfermedad” que padece Osvaldito.
La esclerodermia es una enfermedad autoinmune, que en este caso también puede afectar los órganos internos, como el corazón, pulmones o el tracto digestivo.
De acuerdo a diversos estudios científicos y médicos, el origen de la enfermedad hasta el momento es incierto, pero lo concreto es que la esclerodermia provoca la inflamación corporal y deriva a su vez a una “anormal” acumulación de colágeno en determinadas partes del cuerpo.
En ese sentido, las primeras partes del cuerpo que se ven afectadas son los dedos, las manos, los pies y la cara. En algunas personas, el engrosamiento de la piel también puede presentarse en los antebrazos, la parte superior de los brazos, el pecho, el abdomen, las partes inferiores de las piernas y los muslos.
Los síntomas no solo se dan en la piel y el aspecto físico, la esclerodermia puede afectar cualquier parte del sistema digestivo, desde el esófago hasta el recto.
Es importante acotar que hasta el día de hoy, la enfermedad no tiene una cura definitiva. No obstante, existen tratamientos para controlar los síntomas y avances de la enfermedad, que pueden dar al paciente una mejor calidad de vida.
En nuestro país, la Asociación Paraguaya de Esclerodermia y Enfermedades Autoinmunes (APEyEA) es una organización que brinda apoyo a pacientes con esta y otras enfermedades autoinmunes. La organización fue fundada en 2008 por Deolinda Acosta, quien sigue desempeñándose como presidenta.
La Asociación trabaja para mejorar la calidad de vida de los pacientes a través de la provisión de información necesaria para tratamientos adecuados y la prevención de daños mayores. Asimismo, aglutina a más de 700 organizaciones de pacientes con “Enfermedades Raras”.