Identifican un nuevo gen importante para los ritmos diarios saludables

Un gen recién identificado en la mosca de fruta, el Tango 10, es fundamental para los ritmos diarios del comportamiento, según un estudio cuyos resultados tienen implicaciones para los seres humanos y que publica hoy la revista PNAS.

La vida está organizada en un horario de 24 horas. En el centro de este ritmo regular está el reloj circadiano, presente en prácticamente todos los órganos, tejidos y tipos de células, y cuando se desajusta, pueden producirse trastornos del sueño o diversas enfermedades.

Un equipo de neurobiólogos encabezados por la Universidad de Northwestern (Estados Unidos) identificó el gen Tango10, que es fundamental para los ritmos diarios de comportamiento.

El gen está implicado en una vía molecular por la que el núcleo del reloj circadiano (los engranajes) controla la salida celular del reloj (las manecillas) para controlar los ciclos diarios de sueño y vigilia, explica un comunicado.

Aunque el estudio se realizó con la mosca de la fruta Drosophila melanogaster, los resultados tienen implicaciones para los seres humanos.

El conocimiento de cómo funciona esa vía podría conducir a terapias para ayudar en los problemas de sueño y arrojar luz sobre las enfermedades humanas relacionadas con ese reloj, como la depresión, las enfermedades neurodegenerativas y metabólicas.

Los científicos saben mucho sobre los “engranajes” del reloj, pero no tanto sobre las “manecillas”, ni sobre la conexión entre ambos, indicó el director del estudio Ravi Allada, experto en ritmos circadianos.

Allada explicó que querían entender mejor los fundamentos moleculares de la señal de despertar diaria, que avisa a un animal de que es hora de despertarse, dijo.

Para el estudio se centraron en las neuronas marcapasos, que controlan el ciclo sueño-vigilia y usaron el cribado genético para identificar los genes que las regulan.

Los investigadores examinaron una serie de genes que pensaban que podían ser importantes para el funcionamiento del reloj circadiano y el comportamiento de la mosca, lo que les llevó a descubrir el Tango10.

Al eliminar ese gen, la mosca perdió su ritmo normal de comportamiento de veinticuatro horas, ciertas corrientes de potasio se redujeron y “probablemente dieron lugar a neuronas hiperactivas y contribuyeron a la pérdida del ritmo regular”.

En condiciones normales, los niveles de la proteína Tango10 suben y bajan con el tiempo circadiano, lo que puede modular la actividad de las neuronas para que suban y bajen, lo que a su vez puede impulsar el ciclo de sueño-vigilia del animal y su comportamiento.

En las moscas que carecen del gen Tango10, este ritmo diario se interrumpe.

Allada indicó que estos hallazgos “llenan un vacío molecular en nuestra comprensión de cómo los engranajes centrales del reloj controlan las manecillas”.

Pfizer suspende un ensayo de terapia génica tras una muerte

Desde el gigante farmacéutico subrayaron que están trabajando para evaluar su “terapia génica en investigación protegiendo al mismo tiempo la seguridad de los participantes”.

El gigante farmacéutico estadounidense Pfizer ha puesto en pausa el estudio de una terapia génica experimental para la distrofia muscular después de que un niño que la recibió muriera repentinamente, informa Bloomberg citando a la compañía.

Desde la empresa comunicaron que el paciente, un menor de corta edad, sufrió un paro cardíaco tras recibir el tratamiento único de Pfizer el año pasado. En este contexto, la empresa suspendió la administración de esa terapia génica en un estudio independiente que se encontraba en su fase final, mientras investiga la muerte del niño.

Desde el gigante subrayaron que están trabajando para evaluar su “terapia génica en investigación protegiendo al mismo tiempo la seguridad de los participantes”, que es la “máxima prioridad”.

Ese estudio examina la terapia génica, denominada ‘fordadistrogene movaparvovec’, para tratar la distrofia muscular de Duchenne, una enfermedad rara y mortal de desgaste muscular que afecta sobre todo a los varones.

VIDEO| La NASA muestra qué pasa cuando caes en un agujero negro

La simulación, producida con un superordenador, comienza con la cámara situada a casi 640 millones de kilómetros de distancia.

La NASA ha mostrado qué ocurriría si una persona cayera en un agujero negro mediante una representación gráfica inmersiva producida por superordenador compartida este lunes en su canal de YouTube.

En un comunicado, la agencia espacial estadounidense explica que, a medida que la cámara se aproxima al agujero negro, alcanzando velocidades cada vez más cercanas a la de la luz, el brillo del disco de acreción y de las estrellas del fondo se amplifica del mismo modo que aumenta el tono del sonido de un coche de carreras que se acerca.

El video comienza con la cámara situada a casi 640 millones de kilómetros de distancia y el agujero negro llena rápidamente la vista. El disco del agujero negro, los anillos de fotones y el cielo nocturno se distorsionan cada vez más e incluso forman múltiples imágenes a medida que su luz atraviesa el espacio-tiempo cada vez más deformado.

“Una vez que la cámara cruza el horizonte, su destrucción por espaguetización se produce en solo 12,8 segundos”, comentó Jeremy Schnittman, astrofísico del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt (Maryland), que creó la simulación. “A partir de ahí, solo hay 128.000 kilómetros hasta la singularidad. Este tramo final del viaje se acaba en un abrir y cerrar de ojos”, añadió.

Impresionante ‘melena de caballo’ es captada con detalles sin precedentes por el James Webb

Se trata de la nebulosa Cabeza de Caballo, que se originó a partir del colapso de una nube interestelar de gas y polvo.

La NASA informó este lunes que la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam) y el instrumento de infrarrojo medio (MIRI), a bordo del telescopio espacial James Webb, lograron captar por primera vez las estructuras a pequeña escala del borde iluminado de la nebulosa Cabeza de Caballo, ubicada a 1.300 años luz de distancia de la Tierra, en la constelación de Orión.

Este objeto astronómico, también conocido como Barnard 33, forma parte del complejo de nubes moleculares de Orión. De acuerdo con el portal Space.com, esta nebulosa, que se originó a partir del colapso de una nube interestelar de gas y polvo, es iluminada por una estrella caliente situada en su borde superior izquierdo.

Asimismo, se menciona que la distintiva estructura de la nebulosa, que se asemeja a la figura de un caballo, se formó por la erosión del gas que la rodea, más ligero. Esto hace que sobresalga una espesa columna hecha de gas y polvo denso, que es más difícil de erosionar. No obstante, los científicos estiman que la nebulosa Cabeza de Caballo podría desintegrarse dentro de cinco millones de años, incluida su espesa columna.

Analizando las nuevas imágenes

En la nueva imagen tomada por la NIRCam, se aprecia una sección de la ‘melena del caballo’ que mide aproximadamente 0,8 años luz de ancho. También se pueden observar las nubes compuestas de hidrógeno molecular frío, ubicadas en la parte inferior de la imagen, así como el gas hidrógeno atómico, que se extiende por encima de la nebulosa.

En la fotografía captada por el MIRI también se observa una parte de la melena del caballo. Allí, la luz infrarroja media del MIRI permite ver los silicatos polvorientos y moléculas parecidas al hollín, denominadas hidrocarburos aromáticos policíclicos.

Según la NASA, el área de la melena del caballo es una región de fotodisociación (PDR, por sus siglas en inglés), puesto que la luz ultravioleta de las estrellas jóvenes y masivas calienta el gas y el polvo completamente ionizado que rodea a las estrellas masivas y a las nubes recién formadas.

La radiación que emiten las estrellas jóvenes impacta en la química del gas y el polvo, además de que actúa como una importante fuente de calor. Por otro lado, el estudio de la luz de los PDR permite a los científicos analizar cómo evoluciona el material interestelar (gas y polvo), así como los procesos químicos involucrados.