Un nuevo estudio revela cómo el cerebro dice “¡uy!”

El control del rendimiento es una señal interna que permite a una persona saber que ha cometido un error, es ese "momento ¡uy!". Ahora, un equipo científico ha desvelado los mecanismos cerebrales que hay detrás de esta función.


Fuente: EFE

La investigación se publica en la revista Science y proporciona una comprensión fundamental de una función ejecutiva utilizada para gestionar la vida diaria, según investigadores del Centro de Ciencia y Medicina Neural del hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles.

“Parte de la magia del cerebro humano es su gran flexibilidad”, afirma Ueli Rutishauser, autor principal del estudio. “Hemos diseñado el trabajo para descifrar cómo el cerebro puede generalizar y especializarse al mismo tiempo, dos aspectos fundamentales para ayudarnos a perseguir un objetivo”, añade.

Los investigadores descubrieron cómo las señales de un grupo de neuronas en el lóbulo frontal del cerebro dan a los humanos la flexibilidad para aprender nuevas tareas y la concentración para desarrollar habilidades muy específicas.

El control de la ejecución o rendimiento es una señal interna, una especie de “feedback” autogenerado, que permite a una persona saber que ha cometido un error; un ejemplo es quien se da cuenta de que no ha girado donde debía o quien dice algo y reconoce, tan pronto como las palabras salen de su boca, que lo que acaba de decir es inapropiado.

“Ese momento de ‘¡ups!’ es el control del rendimiento que entra en acción”, subraya Zhongzheng Fu, otro de los autores.

Estas señales ayudan a mejorar el rendimiento en futuros intentos al transmitir información a las áreas del cerebro que regulan las emociones, la memoria, planificación y resolución de problemas.

Además, también ayuda al cerebro a ajustar su enfoque señalando el grado de conflicto encontrado durante la tarea, describe un comunicado del Cedars-Sinai.

Así, “un momento de ¡uy! puede hacer que alguien preste más atención la próxima vez que charle con un amigo o planifique una parada en la tienda de camino a casa”, explica Fu.

Para ver esta función en acción, los investigadores registraron la actividad de neuronas individuales en la corteza prefrontal medial, una región que se sabe desempeña un papel central en el control del rendimiento.

Los participantes eran pacientes con epilepsia a los que, como parte de su tratamiento, se les implantaron electrodos en el cerebro; el equipo les pidió que realizaran dos pruebas cognitivas.

En el test Stroop los voluntarios vieron el nombre escrito de un color, como “rojo”, impreso en tinta de un color diferente, como el verde, y se les pidió que nombraran el color de la tinta en lugar de lo escrito.

En el otro observaron tres dígitos en la pantalla, dos iguales y otro único, por ejemplo 1-2-2. La tarea consistió en pulsar el botón asociado al número único resistiendo la tendencia a pulsar el 2 porque aparece dos veces.

Mientras realizaban estas tareas, los investigadores observaron dos tipos diferentes de neuronas en funcionamiento: las neuronas del “error” se disparaban fuertemente después de cometer un error, mientras que las del “conflicto” lo hacían en respuesta a la dificultad de la tarea que el individuo acababa de realizar.

“Cuando observamos la actividad de las neuronas de esta zona cerebral, nos sorprendió que la mayoría de ellas solo se activaran después de haber tomado una decisión o realizado una acción. Esto indica que esta área desempeña un papel en la evaluación de las decisiones después del hecho, en lugar de tomarlas”.

Hay dos tipos de control del rendimiento: general y específico. El general nos indica que algo ha ido mal y puede detectar errores en cualquier tipo de tarea, ya sea conducción o en una situación social.

El control específico indica qué es lo que ha fallado en concreto, como algo dicho inapropiadamente o elegir la pieza equivocada del puzzle. Esta es una de las formas en que las personas perfeccionan sus habilidades individuales.

“Sorprendentemente”, las neuronas que señalaban uno y otro se entremezclan en la corteza prefrontal medial.

El hallazgo clave es que el cerebro utiliza el mismo grupo de neuronas para ese “feedback” de la ejecución en situaciones diversas, ya sea en una tarea por primera vez o trabajando para perfeccionar habilidades específicas.

Sin embargo, una señalización excesiva o insuficiente puede causar problemas. La hiperactividad del control del rendimiento puede manifestarse como un trastorno obsesivo-compulsivo que hace que una persona compruebe obsesivamente si hay errores que no existen.

En el otro extremo, la esquizofrenia, en la que el control de la ejecución puede ser poco activo hasta el punto de que la persona no perciba los errores o lo inapropiado de sus palabras o acciones.

“Creemos que los conocimientos mecánicos obtenidos serán fundamentales para perfeccionar los tratamientos de estos trastornos”, concluye Rutishauser.

Impresionante ‘melena de caballo’ es captada con detalles sin precedentes por el James Webb

Se trata de la nebulosa Cabeza de Caballo, que se originó a partir del colapso de una nube interestelar de gas y polvo.

La NASA informó este lunes que la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam) y el instrumento de infrarrojo medio (MIRI), a bordo del telescopio espacial James Webb, lograron captar por primera vez las estructuras a pequeña escala del borde iluminado de la nebulosa Cabeza de Caballo, ubicada a 1.300 años luz de distancia de la Tierra, en la constelación de Orión.

Este objeto astronómico, también conocido como Barnard 33, forma parte del complejo de nubes moleculares de Orión. De acuerdo con el portal Space.com, esta nebulosa, que se originó a partir del colapso de una nube interestelar de gas y polvo, es iluminada por una estrella caliente situada en su borde superior izquierdo.

Asimismo, se menciona que la distintiva estructura de la nebulosa, que se asemeja a la figura de un caballo, se formó por la erosión del gas que la rodea, más ligero. Esto hace que sobresalga una espesa columna hecha de gas y polvo denso, que es más difícil de erosionar. No obstante, los científicos estiman que la nebulosa Cabeza de Caballo podría desintegrarse dentro de cinco millones de años, incluida su espesa columna.

Analizando las nuevas imágenes

En la nueva imagen tomada por la NIRCam, se aprecia una sección de la ‘melena del caballo’ que mide aproximadamente 0,8 años luz de ancho. También se pueden observar las nubes compuestas de hidrógeno molecular frío, ubicadas en la parte inferior de la imagen, así como el gas hidrógeno atómico, que se extiende por encima de la nebulosa.

En la fotografía captada por el MIRI también se observa una parte de la melena del caballo. Allí, la luz infrarroja media del MIRI permite ver los silicatos polvorientos y moléculas parecidas al hollín, denominadas hidrocarburos aromáticos policíclicos.

Según la NASA, el área de la melena del caballo es una región de fotodisociación (PDR, por sus siglas en inglés), puesto que la luz ultravioleta de las estrellas jóvenes y masivas calienta el gas y el polvo completamente ionizado que rodea a las estrellas masivas y a las nubes recién formadas.

La radiación que emiten las estrellas jóvenes impacta en la química del gas y el polvo, además de que actúa como una importante fuente de calor. Por otro lado, el estudio de la luz de los PDR permite a los científicos analizar cómo evoluciona el material interestelar (gas y polvo), así como los procesos químicos involucrados.

Estudio relaciona el vapeo frecuente con el deterioro cognitivo en adolescentes

Un estudio sugiere que el vapeo frecuente expone a quienes lo practican a niveles altos de cadmio, plomo y uranio.

Los adolescentes que vapean con frecuencia presentan más uranio y plomo en la orina que los fumadores ocasionales, según un estudio basado en los datos de una encuesta realizada con adolescentes de entre 13 y 17 años que incluye a 200 que solo fuman cigarrillos electrónicos.

El estudio recuerda que, tal y como han demostrado investigaciones previas, la exposición a ciertos metales de los aerosoles y los líquidos de los cigarrillos electrónicos es especialmente perjudicial durante el desarrollo. Está probado que la exposición a estas sustancias está relacionada con el deterioro cognitivo, los trastornos de comportamiento, las complicaciones respiratorias, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Aunque se trata de un estudio observacional -por lo que no pueden extraerse conclusiones definitivas sobre los niveles de metales tóxicos-, los investigadores aseguran que los resultados prueban que urge aplicar normativas y medidas de prevención específicas para adolescentes.

En este estudio, publicado este martes en la revista Tobacco Control, los investigadores querían averiguar si los niveles de metales potencialmente tóxicos podían estar asociados a la frecuencia de vapeo y si el sabor influye.

Para eso, se basaron en las respuestas del Estudio de la Juventud PATH, uno de los estudios de salud a nivel nacional más importantes de EEUU- realizado entre diciembre de 2018 y noviembre de 2019- que contó con 1607 adolescentes de entre 13 y 17 años, doscientos de ellos fumadores exclusivos de cigarrillos electrónicos.

Se analizaron muestras de orina para detectar la presencia de cadmio, plomo y uranio, y la frecuencia de consumo se clasificó en ocasional (1-5 días al mes), intermitente (6-19 días) y frecuente (más de 20 días). Los sabores se agruparon en cuatro categorías mutuamente excluyentes: mentol o menta; fruta; dulce, como chocolate o postres; y otros, como tabaco, clavo o especias, y bebidas alcohólicas o no alcohólicas.

De los 200 consumidores exclusivos (63 % mujeres), 65 declararon un consumo ocasional, 45 intermitente y 81 frecuente; faltaba información sobre la frecuencia de consumo de 9 de ellos.

El número medio de caladas recientes al día aumentó con la frecuencia de consumo: ocasional (0,9 caladas), intermitente (7,9 caladas), frecuente (27). En los 30 días anteriores, 1 de cada 3 consumidores (33%) declaró haber consumido sabores mentolados; la mitad (50%), sabores afrutados; algo más del 15%, sabores dulces; y el 2%, otros sabores.

Más plomo y uranio en vapeadores frecuentes

El análisis de las muestras de orina mostró que los niveles de plomo eran un 40 % más altos entre los fumadores intermitentes y un 30 % más altos entre los fumadores frecuentes que entre los ocasionales.

Los niveles de uranio en la orina también eran el doble entre los fumadores frecuentes que entre los ocasionales.

Al comparar entre sabores, el estudio mostró niveles de uranio un 90% más elevados entre los vapeadores que preferían sabores dulces a los que optaban por mentol/menta.

No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en los niveles urinarios de cadmio entre la frecuencia de vapeo o los tipos de sabor.

Al ser un estudio observacional, no pudieron extraer conclusiones definitivas sobre los niveles de metales tóxicos y la frecuencia o los sabores del vapeo. Además, los niveles de metales tóxicos en los vapeadores variarán según la marca y el tipo de vaporizador utilizado, puntualiza el estudio.

Pero el estudio avisa sobre un dato especialmente preocupante: el aumento de los niveles de uranio en la categoría de sabores dulces.

“El sabor dulce de los cigarrillos electrónicos puede suprimir los efectos nocivos de la nicotina y potenciar sus efectos reforzadores, lo que da lugar a una mayor reactividad cerebral”, advierten.

AstraZeneca admite que su vacuna COVID puede tener efecto secundario raro y potencialmente letal

Se trata de una dolencia que hace que las personas tengan coágulos en los vasos sanguíneos de diferentes partes del cuerpo y presenten un recuento bajo de plaquetas.

La farmacéutica AstraZeneca admitió que su vacuna contra el coronavirus puede provocar un inusual efecto secundario relacionado con una irregularidad en la coagulación de la sangre, informó este domingo The Telegraph, citando un documento judicial.

Se trata del síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS, por sus siglas en ingles), que ocasiona que las personas presenten coágulos en los vasos sanguíneos del cerebro u otras partes del cuerpo, junto con un recuento bajo de plaquetas. Esta mortal afección también es conocida como ‘trombocitopenia trombótica inmunitaria inducida por vacunas’ (VITT, por sus siglas en inglés).

El TTS se observó en algunas personas que recibieron la vacuna de AstraZeneca, desarrollada en colaboración con la Universidad de Oxford para hacer frente al covid-19. En el Reino Unido, la Unión Europea y los países escandinavos se reportaron extraños casos de trombosis del seno venoso cerebral, así como trombocitopenia, en pacientes a los que se les administró esa vacuna.

Reconociendo el extraño efecto secundario

En un documento judicial, que fue presentado el pasado mes de febrero ante el Tribunal Superior de Justicia de Londres, AstraZeneca reconoció que su vacuna “puede, en casos muy raros, causar TTS”. Sin embargo, dijo que desconocía el mecanismo biológico que causa el síndrome.

De acuerdo con The Telegraph, el reconocimiento del efecto secundario se produce cuando la compañía británica enfrenta una serie de demandas por lesiones y muertes vinculadas con la aplicación de su vacuna. Hasta el momento se han presentado 51 libelos contra AstraZeneca, en los que las víctimas o sus familiares piden indemnizaciones de hasta 126 millones de dólares.

Jamie Scott, uno de los demandantes, argumentó que sufrió una lesión cerebral permanente como resultado de un coágulo en la sangre, luego de recibir la vacuna en abril de 2021. En mayo del año pasado, los abogados de Scott recibieron una carta de AstraZeneca en la que el laboratorio negaba que “el TTS sea causado por la vacuna a nivel genérico”. A su vez, la parte acusadora aseveró que la vacuna de la farmacéutica británica es “defectuosa” y que su eficacia ha sido “muy exagerada”.

Apoyo a las víctimas de la vacuna

AstraZeneca afirmó en un comunicado, citado por New York Post, que apoya a cualquier persona que haya resultado afectada por su vacuna, aunque defendió su eficacia. También alegó que las complicaciones secundarias causadas por la aplicación de la vacuna son inusuales. Actualmente, el medicamento en cuestión ya no se aplica en Reino Unido ni en Australia.

Se estima que las probabilidades de que una persona desarrolle TTS después de recibir la vacuna de AstraZeneca es de una entre 50.000. Por otro lado, la Universidad de Oxford argumentó que la vacuna salvó a cerca de seis millones de personas durante la pandemia.