Campos Cervera es egresado del Colegio San José, aunque dice no sentirse orgulloso de ello, y actualmente está cerca de recibirse de psicólogo. Tras desatarse el escándalo por la brutal agresión de un grupo de estudiantes a tres niños de la misma institución educativa, decidió salir a contar su experiencia.

Utilizando su cuenta de Facebook, el ciudadano detalló los descabellados momentos que pasó en la institución, los cuales no contó en su momento ni a sus padres ni a las autoridades educativas. “Muchas veces los adolescentes callamos por miedo, vergüenza o que nuestros padres se metan y nos pase algo peor”, acotó.

El hombre relató que todo comenzó a partir del 7º Grado, cuando los alumnos mayores les prohibían conversar con sus compañeras de curso, por una mera cuestión de orgullo masculino. “Ellas no eran dignas de nuestra palabra, porque el San José siempre había sido orgullosamente un colegio solo de hombres y ellas vinieron a arrebatarnos eso, entonces las teníamos que ignorar, burlarnos de ellas, robar sus útiles, escupir en sus cuadremos, arrancarles las hojas, hacerles bullying directa o indirectamente. De lo contrario, si seguíamos hablando con ellas, éramos considerados “pelagatos, maricones, putos”, tanto por nuestros compañeros que se aferraban a las tradiciones, como por los “más grandes”, indicó.

También era una obligación ser parte de la hinchada en los intercolegiales o, caso contrario, estaba prohibido asistir a estos torneos. “Todo hombre debe ser de la hinchada. Nunca me gustó estar entre hombres saltando todos sudados y con olor a cerveza, me gustaba más el intercolegial para pasar con mis amigos y compañeras. En algunas ocasiones me iba a los intercolegiales, pero cuando escuchaba que venía la hinchada me escondía, para que no vean que fui y que no estoy en la hinchada”, recordó además en una entrevista radial realizada por la R800 AM.

Otras actividades comunes en el citado lugar de estudios, es que algunos niños eran amarrados a las sillas y eran abandonados allí, hasta que puedan salirse por cuenta propia. Las agresiones psicológicas iban desde los insultos, menosprecios y también las víctimas eran completamente ignoradas, siendo así invisibles ante los ojos de los demás. “Tuve compañeros que dieron de asistir por recomendación de psicólogos. No todos tienen el mismo nivel de resistencia a las agresiones o la misma capacidad de superación”, comentó Sebastián.

Además contó que, mediante tono prepotente y amenazante, varios de sus compañeros fueron obligados, al igual que él, a dar dinero a sus superiores (alumnos de cursos más elevados). “Algunos compañeros volvían desesperados del primer recreo y nos comenzaban a pedir cualquier dinero que teníamos, porque en el segundo recreo debía conseguir entre 100, 200 o 300 mil guaraníes para darle a los grandes”, relató.

El exalumno, quien ahora asume su condición sexual, manifestó que “fue difícil ser hombre en el San José, sobre todo al no haber comulgado o compartido sus tradiciones, al no estar de acuerdo con cómo mis compañeros o los “mas grandes” pensaban, con lo que hacían o con lo que decían”.

Comentó que llegó a conversar con muchas víctimas, y que estas “sufren mucho en silencio”. A modo de consejo, resaltó que las personas que están sufriendo algún hecho deben contar a sus padres, y los progenitores deben estar pendientes de todos los detalles que presente el hijo en su forma de ser, porque puede estar padeciendo algún hecho. Para los agresores recomendó que tengan en cuenta lo que hicieron y que pidan perdón, para que la víctima ya no recuerde con rencor lo que sucedió en el pasado.

Por último criticó que muchos exalumnos o actuales estudiantes del San José creen que al dar a conocer su experiencia está manchando el prestigio del Colegio, pero alegó que hay que discernir lo que está bien y lo que está mal. “¿Por el orgullo que tenés a tu colegio no hay que hablar? Hoy con todo lo que está pasando, para algunos se está ensuciando la imagen de su prestigioso colegio, mientras que para otros simplemente está saliendo a luz lo que vivimos allí dentro”, añadió.

La fiscal Lourdes María Soto, agente fiscal de la Unidad Pena 3 de Coronel Oviedo, dispuso la captura y detención de un hincha de Presidente Franco que hirió a una mujer durante la final del Nacional de salonismo.

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Se trata de Gustavo Daniel Barreto Patiño, de 22 años, domiciliado en el barrio Obrero de Ciudad del Este.

Las imágenes de las cámaras captaron al autor de los disparos con hondita. El joven se encontraba en la gradería donde estaba la hinchada de Presidente Franco, ya identificado por la Policía. Varias otras personas sufrieron heridas en diversas partes del cuerpo, con los balines de plomo.

El criminal acto fue denunciado incluso por parte de personas que estaban con él. Señalaron que resulta evidente que el joven fue con la intención de agredir, ya que contaba con importante cantidad de proyectiles.

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A través de sus redes sociales, Santiago Peña reafirmó el compromiso del Poder Ejecutivo de garantizar la libertad de expresión para que los medios realicen su tarea sin impedimentos.

“¡Feliz Día del Periodista! Hoy recordamos el papel fundamental de quienes nos informan y velan por nuestra democracia”, expresó Peña.

La fecha que conmemora el Día del Periodista fue fijada en recordación al primer periódico publicado en el país: “El Paraguayo Independiente” el 26 de abril de 1845,

También un 26 de abril, pero de 1991, fue asesinado por la mafia el periodista Santiago Leguizamón, por informar la verdad a través de los medios.

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Esta semana, el Poder Legislativo fue un escenario hostil para la prensa, cuando el diputado Yamil Esgaib reaccionó de manera agresiva contra dos periodistas, a quienes agarró de las muñecas y arrojó sus respectivos micrófonos.

Todo por la molestia que le generó la pregunta acerca del nombramiento de su hija en la Cancillería con un salario de 21 millones de guaraníes. Tras el exabrupto, la diputada Rocío Vallejo impulsó un proyecto para sancionar a Esgaib con una suspensión por 60 días sin goce de sueldo. Sin embargo, el oficialismo lo salvó.

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Ayer, en un operativo conjunto entre la ANDE, el Ministerio Público y agentes de la Policía Nacional, se realizó una intervención en un inmueble, ubicado en el Km 14 Monday, ciudad de Minga Guazú, departamento de Alto Paraná.

Este local contaba con un suministro en Baja Tensión a nombre de Ramón Martínez, con NIS 3236093, medidor N°3871845, y presumiblemente se encontraba con conexión directa en Media Tensión con un transformador de 1.000 kVA, ya que no contaba con placa identificatoria al momento de la verificación.

Como parte del procedimiento, la ANDE realizó la denuncia correspondiente ante el Ministerio Público por los delitos de “sustracción de energía eléctrica, perturbación de servicios públicos, así como sabotaje”. El fiscal Alcides Giménez encabezó el allanamiento que derivó en la incautación de un total de 476 procesadores de Criptominería, además del mencionado transformador.

Todos los elementos fueron trasladados al depósito de la fiscalía, bajo la responsabilidad del fiscal interviniente. Asimismo, se retiraron aproximadamente 300 metros de línea en Media Tensión, además de la acometida del inmueble.

Según el análisis realizado por la ANDE, el daño patrimonial mensual se estima que alrededor alrededor de G. 270.000.000. Este monto, además de los costos derivados de la intervención y la aplicación de la multa, deberán ser abonados por los responsables.