Cayó, calló y callo, verifique las diferencias
Si bien en la oralidad puede ser obvio distinguir los significados de ciertas palabras, a la hora de escribir muchos pueden dudar cómo escribirlas. Conozca algunos ejemplos.
Juan se cayó de las escaleras y finalmente se calló luego de varias horas de criticar a su novia. Lastimosamente, el golpe se lo dio justo en el callo y el dolor fue mayor.
En esta breve descripción es posible distinguir con facilidad las diferencias de las tres palabras, muy similares entre sí.
Decimos que alguien se cayó del verbo caer
Contamos que alguien se calló del verbo callarse
Informamos que alguien tiene un callo, en alusión al problema en el pie.
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Para algunos podría carecer de importancia la correcta redacción de las palabras, pero a la hora de la verdad, una tilde o una coma son capaces de cambiar por completo un mensaje.
Basta con imaginar que alguien dijera que Juan se calló (pretendiendo aludir a una caída), para que nadie venga a ayudarlo.
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El delantero hizo un amago, ¿o un amague?
Utilizada muchas veces en el ámbito futbolístico, pero aplicable a cualquier circunstancia, la palabra amagar despierta una duda en torno al sustantivo que le corresponde: ¿amago o amague?
El diccionario de la lengua española (el oficial de la RAE) define amago como: m. Acción y efecto de amagar. Entre sus sinónimos aparecen: intento, ademán, finta2 (segunda acepción), conato.
Sin embargo, a nivel latinoamericano es muy común escuchar la variante amague, en alusión al sustantivo correspondiente al verbo en su modo infinitivo amagar.
De hecho, amague se encuentra en el diccionario de americanismos, administrado por la Asociación de Academias de Lenguas Españolas, integrada a su vez por las academias de lenguas españolas de cada país de América.
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Por su parte, el diccionario de la RAE también incluye esta variante en sus registros, aunque con la acotación de que esta forma es utilizada en Bolivia, México, Paraguay y Uruguay, en su primera acepción: Indicio o señal de algo que finalmente no llega a suceder.
En tanto, en Ecuador, Guatemala, Nicaragua y Puerto Rico en su segunda acepción: gesto que indica la intención de hacer algo.
En síntesis, la palabra más apropiada y culta del español puro es amago, según la recomendación de la Real Academia Española y la Fundación para el Desarrollo de la Lengua Española (Fundéu), mientras que, amague es una variante que, se admite, pero el término correcto y original es amago.
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La sección RAE del diario HOY tiene como fin promover el buen uso del idioma español, con el sustento de lo que dicta la RAE, máxima autoridad de la lengua que, con el correr de los años, va cambiando algunas reglas y proponiendo adaptaciones, según la necesidad.
Proteger las cuerdas ¿vocales o bucales?
Para referirse a las cuerdas que utilizamos para hablar, algunos mencionan a las cuerdas bucales y otros a las vocales, en una especie de confusión por la semejanza entre las palabras. Recordamos cuál es la apropiada y por qué.
Los pliegues de la laringe que nos permiten emitir la voz se denominan cuerdas vocales, no bucales.
De hecho, el diccionario define cuerda vocal como cada uno de los pliegues de la mucosa laríngea que abren o cierran la glotis y vibran para producir la voz. Como no se ubican en la boca, sino al inicio de la tráquea, no corresponde el uso de la palabra bucal.
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Todos los elementos involucrados con las cuerdas vocales están vinculados al habla, por esta razón, el adjetivo adecuado es vocal, que significa relativo a la voz.
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Tener la palabra en la punta de la lengua: ¿hay un nombre para este olvido?
Hablar sobre cualquier tema y tener la palabra en la punta de la lengua, pero no poder recordarla. Una situación que a muchos nos sucedió. ¿Existe un término que describa esta dificultad?
En foros de idiomas se menciona que el vocablo “letológica” es la incapacidad de recordar la palabra correcta. Proviene del griego Lethe que significa olvido y de lógos, que se traduce como razón o lenguaje.
Sin embargo, “letológica” no aparece en el Diccionario de la Lengua Española (DLE) y no tiene el reconocimiento de la RAE.
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Consultada al respecto, la máxima autoridad de la lengua respondió que, el motivo para no incluir a “letológica” en el diccionario, obedece a que, “apenas tiene uso en español, de ahí que no figure en el DLE ni en otros diccionarios generales”.
No obstante, admite que “letológica” aparece en unos escasos textos de internet y que está documentada como la incapacidad para recordar una palabra.
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